Mientras el rio de mis recuerdos me arrastraba, sentí como me iba perdiendo. Lo que formaba mi identidad desaparecía. Veía mis recuerdos pasar ante mis ojos.
pensé. Pero de pronto, los recuerdos que veía no eran los míos. Veía un cielo cubierto de estrellas todo a mi alrededor. <¿Esto es la muerte? Es demasiado bonito> Decidí que quedarme quieto no iva a resolver mis dudas. Bastó pensarlo para moverme. A lo lejos oía un piano. Deseé estar junto a ese piano, y cuando abrí los ojos estaba en un salón. La luz roja daba a las paredes la apariencia de estar pintadas con sangre. El mobiliaro era el más exquisito que podía haber imaginado. Oí a alguien reirse.
- Sal de ahí, quienquiera que seas-dije a las sombras. Al momento, un diablillo rojo vestido con un traje de mil rallas salió de detras del sillon.
- Relájate chaval-dijo con una sonrisa que mostraba sus dientes afilados-. Sólo soy un simple diablillo. ¿O debería decir, tú diablillo?
-¿A qué te refieres?-el diablillo se sento delante del piano e hizo amago de tocar.
-Si que has tardado en encontrarme ¿Por qué no tocas?-dijo mientras me empujaba hacia el piano- Igual te ayuda a recordar.
Y al tocar la primera nota, todos los recuerdos vinieron de golpe
No hay comentarios:
Publicar un comentario